viernes, 22 de noviembre de 2013

Sobre los pioneros del futuro.

Estamos asistiendo a un año nefasto para la economía mundial. Ya saben, es la cantinela de todos los días.
¡CRISIS! ¡CRISIS! ¡CRISIS!
Y una de las consecuencias de este síndrome tan famoso en nuestros días, fue que han cerrado la NASA, y los transbordadores espaciales han sido jubilados.
No quiero decir que este incidente, que no pasa de ser una anécdota para un ciudadano medio, sea un acontecimiento realmente grave. Es mucho más alarmante saber que en España hay niños que empiezan a pasar hambre porque a sus familias les cuesta mantenerlas (Con lo que nos ha costado quitarnos de encima el San Benito de país tercermundista, y es probable que la próxima generación de niños españoles vivan peor que la de sus padres). Y digo que es alarmante, pero no preocupante, porque preocupándonos, no arreglamos nada.
Ahora bien, volviendo al tema del cierre de la NASA, he de confesar que me llega a inquietar, como escritor de ciencia ficción que soy, porque con la retirada de los transbordadores, se queda más lejano el día en que podamos viajar por el espacio en vuelos civiles, como en los que describo en "El planeta de la noche eterna".
Admito que esta decisión fue racional y correcta, pues hay que tener en cuenta que estos transbordadores se habían quedado obsoletos, viejos por el uso y el paso de los años (Sin embargo, los cohetes y cápsulas rusos siguen funcionando, ¡mira qué curioso!).
Y también advierto que en los últimos años, la mayoría de los avances en el campo de la exploración espacial se debieron a los astrónomos, que sentados en la Tierra y sin tener que salir del planeta, han descubierto planetas similares a la Tierra, galaxias lejanas, e incluso han reescrito la teoría del big bang.
Fundamentalmente, los motivos por los que me apena esta noticia son de naturaleza sentimental, o si lo prefieren, una decepción para mi niño interior, que todavía quiere ser astronauta.
Sin embargo, también me he enterado de que un millonario ha contratado a antiguos empleados de la NASA, porque quiere abrir su propia agencia espacial, con el fin último de establecer una colonia en Marte. Y (¡Oh, sorpresa!) busca voluntarios para ir allí, a cambio de patrocinar este proyecto con una pequeña donación.
No me voy a detener a dilucidar si esta empresa va en serio o es una especie de timo, porque ya lo descubriremos con el paso del tiempo. Lo que impacta de esta noticia, es que han respondido más de tres millones de personas de todo el mundo.
Y es una cifra que da que pensar, que tanta gente esté dispuesta a abandonar el planeta, a viajar al espacio, a otro planeta.
Se podía pensar en que se tratan de personas desarraigadas, que no tienen ningún apego por la Tierra, ni por esta sociedad (igual, si no hubiera tanta crisis).
Pero creo que esta respuesta masiva viene dado por un sentimiento más profundo, el mismo que impulsó a Alejandro Magno a expandir su imperio al este, el que empujó a Marco Polo para que fuera a las Indias por un lado, y a Cristobal Colón, por el otro, el que incitó a que Magallanes iniciara su vuelta al mundo, el que llevó a Gagarin y Armstrong a que se subieran a vehículos casi experimentales, que les conducirían a donde ningún ser humano estuvo antes.
Y es que, a pesar de sus miserias, el ser humano es una especie pionera, exploradora, que no se detendrá y superará todos los obstáculos que se pongan en su camino, hasta descubrir nuevos territorios, nuevos lugares, nuevos misterios.
Y ellos, estos pioneros del futuro, son precisamente los lectores para los que escribo, para que encuentren inspiración en mis obras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario