sábado, 9 de noviembre de 2013

Sobre Hercólobus.

Buscando documentación, y así abrir más entradas para la promoción de "El planeta de la noche eterna", he descubierto datos sobre una leyenda urbana de hoy en día con tintes apocalípticos. Se trata de el planeta Hercólubus, presunto planeta vagabundo, o astro que existe en el Sistema Solar, pero que ningún astrónomo había catalogado a pesar de que su masa sea seis veces superior a la de Júpiter.
Sin embargo, no es la primera vez que oí hablar de este fenómeno. Sucedió en uno de mis viajes en autobús, que me llevaban de mi hogar familiar a Santiago de Compostela. Fue en Arzúa, en un cartel de presentación de un libro, que compartía espacio publicitario con anuncios de discotecas y varias fiestas locales; Hercólobus, el planeta que provocaría el fin del mundo.
De aquella era joven e impresionable, y claro está, me asustó tanto ese concepto que llegué a preguntarme, ¿por qué no me enteré de este tema antes? Porque si íbamos morir todos por la presencia de este mundo, tendría que ser una cosa que saliera más a menudo en las noticias.
No obstante, enseguida llegué a la conclusión lógica; es absurdo que alguien se entere del fin del mundo a través de un cartel publicitario que promociona un libro, entre el anuncio del último concierto de la orquesta de moda, y las actuaciones de la discoteca más marchosa de la región.
Obviamente, el tema de Hercólubos es un bulo, un pretexto para vender libros con el tema de fondo del fin del milenio pasado, y reforzado recientemente por la llegada del solsticio de invierno del 2012.
Y esta convicción se refuerza cuando se comprueban los datos referidos de este planeta, como su situación y su masa. Se supone que este planeta se acercaría tanto a la Tierra, que su campo gravitatorio nos afectaría de manera catastrófica. Incluso he oído que puede llegar a impactar contra nosotros, provocando un cataclismo de proporciones cósmicas.
El principal motivo por lo que no doy crédito es, más que nunca, evidente; si este planeta es tan grande y se acercaría tanto, se vería a simple vista en el cielo diurno. Y aunque fuera físicamente real, sus interacciones gravitatorias con nuestro planeta sería insignificantes en comparación con la interacción de la Tierra con el Sol. Yen  la Tierra no suceden catástrofes por culpa del influjo gravitatorio del Sol.
Pero hay una razón, mocho más que evidente, y es el origen de esta leyenda; las visiones místicas de un abogado brasileño.
Lo que deja todavía más absurdo el simple hecho de que se escriban ríos de tinta por causa de este tema. Por esta misma regla de tres, los seguidores del doctor Who deberían tener miedo de la oscuridad o de las estatuas de ángeles llorosos.
De todas maneras, por muchas correcciones que se publiquen, seguramente volveremos a oír de este planeta, cuando se acerque la próxima fecha que se atribuya al fin del mundo.

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